-Reseña- Las cosas que no nos dijimos de Marc Levy

Sinopsis:

Cita: "Teníamos la costumbre
de entendernos en silencio".

¿Y si tuvieras una segunda oportunidad? Una novela que invita a creer en lo increíble. Cuatro días antes de su boda, Julia recibe una llamada del secretario personal de Anthony Walsh, su padre. Walsh es un brillante hombre de negocios, pero siempre ha sido para Julia un padre ausente, y ahora llevan más de un año sin verse. Como Julia imaginaba, su padre no podrá asistir a la boda. Pero esta vez tiene una excusa incontestable: su padre ha muerto.

Mi opinión:

No sé si he pasado más tiempo llorando o leyendo el libro. No es una buena forma de empezar una reseña y seguro que a muchos de vosotros no os apasiona la idea de llorar cuando se lee un libro y seguro que descartéis leerlo, pero tremendo erros cometeréis si hacéis semejante cosa. Al principio el libro parece que carece de argumento, que incluso la historia en sí no tiene mucho sentido, pero cuanto más avanza el libro más sentido empieza a tener todo. Julia cuando muere su padre lo único que piensa es que le ha vuelto a fastidiar y que seguro que lo hizo a propósito, sin embargo el desarrollo de la historia nos invita a pensar lo contrario varias veces. Iba a decir que este libro tiene dos historias de amor, pero la verdad es que tiene bastantes más, aunque también hay varias de desamor. Si intentas razonar la trama de la historia llegas a varias conclusiones que la verdad no están de más saber, sin embargo parte del final es bastante extraño, no sé hace un rato que he acabado el libro y sigo dándole vueltas a ello, si lo leéis entenderéis de lo que hablo. Como bien he dicho al principio he llorado mucho, pero la verdad es que las historias que contaba el libro eran demasiado preciosas, era inevitable llorar, aún si me acuerdo ahora lloro, supongo que una de las lecciones que nos enseña el libro es el amor incondicional hacia alguien y la verdad es que es precioso de todas las formas en las que está plasmado. En resumen, me ha encantado, maravillado y emocionado, ¿qué más se puede pedir?